Muchos años de nuestra vida los pasamos en la ignorancia de Dios... hasta que llega el momento de mirar a ese "tiempo" con otros ojos... ¿Años perdidos?... Hasta que Dios toco nuestras vidas y nos deja ver que ese tiempo fue por EL provisto para que tuvieramos una experiencia de nuestra miseria... Era necesario haber desperdiciado mucho de ese tiempo, para que llagara el instante de saber decir simplemente: "Padre Nuestro"...
Es bonito confesar nuestros pecados y experimentar, como un balsamo, la palabra que nos inunda de misericordia y nos devuelve el camino perdido...
Solo quien ha sentido la ternura del abrazo del Padre conforme el Evangelio lo describe en la parabola del Hijo Prodigo: "Se le echo al cuello y lo beso" (Lc 15:17-32) puede transmitir a los demas el mismo calor... la misericordia no es algo, sino alguien: Jesucristo...
Tu puedes dar la misericordia en la medida que has sido misericordia... "Sean misericordiosos como el Padre"...
Entonces descubriras que no han sido años perdidos...
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